Debemos considerar los apuntes como un factor determinante dentro del proceso de aprendizaje y no como una simple tarea. Los apuntes en sí no son un ejercicio de resumen de la clase impartida o de la exposición de la materia explicada en clase.
Es fundamental repasar incluso complementar los apuntes o notas de clase tras finalizarla o a lo sumo al final del día. Este ejercicio de repaso aumentará considerablemente el porcentaje de conocimiento adquirido y afianzará los conceptos explicados. No hacerlo facilitará el olvido de aquello que aparentemente hemos comprendido y entendido durante la clase, además, con el paso de las horas la información y la mayoría de los datos explicados se desvanecerán y posiblemente se perderán para siempre.
Este proceso de aprendizaje-olvido está íntimamente relacionado con la memoria y cómo se procesa la información en nuestro cerebro.
Cuando tomamos apuntes en clase estamos atentos a las explicaciones, nos permite cribar la información en función del nivel de conocimientos que poseemos sobre la materia impartida, nos facilita seguir el hilo de la explicación y evita distracciones. La clase transcurre de forma más amena, se tiene una actitud más participativa y nuestro cerebro desconecta del mundo exterior centrando toda la atención en las explicaciones del profesorado.
En resumen, la clase será más productiva al contrario que si nos limitamos a escuchar con los brazos cruzados.